Parashá Bereshit 5758
Génesis 1:1 – 6:8
25 octubre 1997 / 14 tishri 5758
(Traductor: Marcelo Bruckmann, suprodan@netgate.com.uy)
La mishná, el primer compendio
legal del judaísmo luego de la Biblia, comienza con un tratado sobre
los momentos en los que debemos recitar el shemá, en la tarde y
la mañana. La primera línea dice: "De cuando en cuando
tenemos que (litúrgicamente) recitar el shemá por la tarde...".
La discusión consiguiente en la guemara (mishná
+ guemara = talmud) se pregunta por que la mishná
no toma primeramente el shemá de la mañana, ya que
el día comienza en la mañana. ¿No seria este el momento
lógico para comenzar?. La respuesta de la guemara es corta
y llega muy lejos. La mishná sigue el orden de la creación.
Seis veces en los versículos de la parasha que leemos este shabat,
la torá repite es estribillo poético: "...Y hubo tarde
y hubo mañana...", para dar la pauta de que un día de
"trabajo" divino ha culminado. La torá parece que se va
de lugar al establecer el hecho de que el día no comienza al amanecer,
sino con la puesta del sol (halájicamente, con la aparición
de 3 estrellas).
Pero en realidad, esta fue desde siempre la practica
judía. Los días son considerados desde que se pone el sol,
hasta la puesta del sol del día siguiente. Comenzamos el ayuno de
Yom Kipur la noche anterior, y recibimos toda fiesta con el encendido de
las velas al anochecer (en shabat, un poco mas temprano). En las ocasiones
de yahrzeit, se recita el primer kadish, la tarde anterior
en el servicio que se conoce como ma’ariv. En resumen el mayor rasgo
del calendario judío reside en la fundación exegética
que enlaza con mucha elegancia el primer capitulo de la mishná,
con el primer capítulo de la torá.
Pero, es esto lo que la frase tan repetida quiere
decir? No, de acuerdo con el nieto de Rashi, Rabí Samuel ben Meir,
quien rondaba los 20 años, cuando su abuelo falleció en el
año 1105. En su propio comentario bíblico compromiso aferrado
a la objetividad del sentido del texto (la peshat,, es decir la
intención del autor), el se alejó de la interpretación
clásica del talmud. En su comentario sobre la frase "Y hubo
tarde y hubo mañana...", nota que la torá habla de "tarde",
pero no de "noche", evitando así cualquier intento de
definir un día completo, la primer mitad del cual hubiese sido noche.
Contrariamente, quería indicar que con la puesta del sol, un día
de creación culminaba y que con el comienzo del amanecer, un nuevo
día comenzaba.
Los comentaristas judíos modernos tienden
a confirmar y ampliar la interpretación independiente de Samuel
ben Meir, diciendo que a través de toda la Biblia, la unidad del
día comienza con la mañana. Hay pasajes poéticos que
tienen la idea de que la noche sigue al día como en el salmo para
shabat: "Es bueno alabar al Señor... delarando Tu benevolencia
por la mañana, y tu fidelidad por las noches (Salmos 92:2-3).".
Las épocas de los sacrificios en el antiguo Templo, comenzaban cada
macana con el sacrificio de un cordero, y culminaba al anochecer, con otro
(Números 28:3-5). Asimismo, porciones narrativas separan repetitivamente
el día después de la noche anterior, como en la leyenda del
incesto de la Familia de Lot, luego de la inundación: "La noche
que (sus hijas) le hicieron tomar vino a su padre... Al siguiente día
la hermana mayor le dijo a la mas joven...(Génesis 19:33-34).".
Finalmente, el calendario festivo alude claramente
a la división del tiempo, que considera la tarde, como parte del
día recién culminado. De este modo, la consumición
del cordero pascual, precediendo al seder de Pésaj, debería
ocurrir al anochecer del 14 de nisan. La obligación de comer matsa,
no empieza antes del 15 empezando evidentemente a la mañana siguiente
(Levítico 23:5-6). Otro ejemplo destacado, Yom Kipur, que cae en
el día décimo del séptimo mes, debería comenzar
la noche anterior, la cual es todavía parte del noveno día:
"...en el noveno día del mes, de tarde a tarde, Uds. observaran
este, vuestro shabat (Levítico 23:32).".
Hago hincapié en este detalle por dos
razones. Primeramente, Rabbi Samuel ben Meir nunca fue expulsado de la
comunidad por su independencia intelectual. Dentro del judaísmo
medieval se podía estudiar el sentido austero de la torá
que no estaba restringido por la interpretación de otro pasaje atribuido
a ello por la exégesis haláquica. No importaba cuanto midrash
(creativa en lugar de interpretación crítica) las escrituras
podría aguantar, la persecución del peshat (el significado
original) era un ejercicio inocuo y valido. Asimismo casi al final de su
vida, Rashi le confeso a su nieto, que si tuviese que componer nuevamente
su propio comentario bíblico, le prestaría mas atención
al peshat, de la que le dio.
Esta anticipación de la critica moderna
que es el uso de todas las herramientas y sabiduría disponibles
para recuperar el intento original de un autor, fue impulsada no por un
deseo de socavar la practica halájica, sino engrandecer la santidad
de la torá. Los dos reinos se apoyaron en diferentes premisas: El
estudio de la palabra de Dios acerca de las normas halájicas de
aceptación comunitaria. Donde una especifica observancia religiosa
ha sido abandonada por la gente, ninguna cantidad de autoritarismo puede
revivirlo. Interesantemente, fue precisamente en el corazón del
judaísmo medieval en la Franco-Alemania, donde la necesidad del
peshat fue expresada por primera vez.
Segundo, la innovación talmúdica
de calcular un día desde la tarde anterior, sugiere un panorama
mas largo de la vida. Mientras que posiblemente nunca sepamos que llevo
a los Rabinos a reconfigurar el día, el beneficio existencial es
indisputable. Al "inaugurar" la celebración del shabat
o de las fiestas con la puesta del sol, ellos enmarcaron una parte del
tiempo que puede ser ritualmente llenada para enaltecer la experiencia
religiosa. Al otro extremo del día, un momento que no marca un limite
entre el tiempo sagrado y el profano sería anticlimático,
habría sólo una noche que tendríamos que soportar
hasta que el alba nos sorprendiera de improviso. Celebrar desde la puesta
del sol a la siguiente es experimentar el pasar del tiempo cada día
bravamente y con conciencia.
Mas profundo aun, es imbuir la oscuridad con
la luz, el miedo con la fe. Cuando se concibe como el comienzo de un nuevo
día, la noche pierde su fuerza. Se convierte en tiempo para la preparación,
la renovación y la anticipación; un período de gestación
antes de un nuevo nacimiento. La vida es marcada por muchos momentos de
reencuentros y desesperaciones. El judaísmo nos urge a enfrentarlos
y arrebatar el significado de ellos tras el contexto y su perspectiva.
Lanzar nuestros días a la noche es convocar al coraje necesario
para no refugiarse en la desesperación. Nuestra capacidad de superar
las pesadillas que nos persiguen es mas grande al comienzo del día
que al final. Así, cada anochecer enlazamos a la vida a la oscuridad,
mientras rezamos el servicio de ma’ariv, para que Dios nos de fuerzas
para retirarnos en paz y volver con la vida renovada, protegida por las
alas del todopoderoso.
Shabat shalom
Ismar Schorch.
La publicación y distribución (en
inglés) de los comentarios de los parashá ha-shavúa
han sido posibles por la colaboración generosa de Rita Dee y Harold
Hassenfeld.
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