Parashá Vayicrá 5756
Levítico 1:1 - 5:26
23 marzo 1996 / 3 nisan 5756
(Traductora: Ana Roselló)

Toda traducción oculta tanto como transmite. El traductor puede escoger entre 
acercar el texto original al lector, o por el contrario, llevar al lector al original. 
En el primer caso la traducción es tan fluida e idiomática que el lector pronto olvida
el extraño origen del original. En el segundo caso se sacrifica la comodidad del lector 
en aras de confrontarlo con la esencia del original. La traducción, recientemente 
publicada, de la Torá por Everett Fox (editorial: Schocken Books), es un magnífico 
ejemplo de este último caso, un audaz intento para hacer ver al lector la suma 
peculiaridad del original.

Desde que escribió su disertación doctoral en Brandis University, Fox ha estado
cautivado por la traducción de Buber-Rosenzweig de las Escrituras hebreas en un 
alemán que mantiene al lector atento al lenguaje y a las formas de pensamiento que
subyacen en los textos antiguos. Si la elegante traducción alemana realizada por 
Mendelssohn a principios de la era moderna sirvió para mejorar los conocimientos 
del alemán entre los judíos, aún no familiarizados con el lenguaje (la primera edición 
se imprimió en letras hebreas), la traducción de Buber-Rosenzweig, iniciada sólo una 
década antes de que los Nazis subieran al poder, reveló y reafirmó para sus lectores,
ya inmersos en la cultura alemana, la fresca vitalidad del hebreo antiguo. 

Ni Fox ni Buber-Rosenzweig son fáciles de leer. En su empeño por transmitir la 
sustancia y espíritu del texto original, tanto como sea posible, se aferran a la sintaxis
del hebreo y crean nuevas palabras que chocan al lector. Esta disonancia que se 
observa es una medida de la distancia existente entre nuestro mundo y el de nuestros 
antepasados.

Dejadme nombrar uno de los muchos ejemplos que nos ofrece el parashá de esta 
semana, el cual trata sobre el ritual de sacrificio que da vida al Santuario recién 
acabado. La palabra hebrea para sacrificio es “quorban”. Ésta aparece, junto a su 
forma verbal relacionada, al comienzo de nuestra parashá. "Cuando alguno de 
vosotros presente una ofrenda de ganado a Yahveh, deberá escoger su ofrenda 
del rebaño o de la manada" (Levítico 1 :2), así es como la traducción hecha por 
la Jewish Publication Society en 1926 interpreta el verso. Por su parte, Fox realiza 
la siguiente traducción : “Alguien, cuando alguien de vosotros lleve-cerca una 
ofrenda-acercada a YHWH procedente de los animales domésticos : del rebaño o de la 
manada, debe llevar-cerca su ofrenda-acercada”. Es difícil imaginar que ambos textos
se refieren a un mismo texto. La extrañeza del lenguaje y sintaxis de Fox tiene como 
propósito el que seamos conscientes del texto arcaico original, aunque no sigue la 
misma puntuación de la Torá en la colocación de la palabra “animales domésticos”.

Concretamente, Fox traduce “sacrificio” por “ofrenda-acercada”, y el verbo “yaqriv”
("presentar" en la JPS), como “llevar-cerca”. Buber-Rosenzweig hizo exactamente 
lo mismo con su traducción, introduciendo dos nuevas palabras alemanas. El propósito 
de esta confrontación verbal reside en captar el significado que reside en la raíz del
nombre y verbo hebreos, “llevar-cerca”. Un sacrificio, en el hebreo bíblico es un acto 
existencial, el puente que conecta lo humano con lo divino. La fuerza de ese significado 
se pierde totalmente en la no polémica, aunque anémica traducción “presentar una 
ofrenda”. De igual manera la raíz común del verbo y del nombre desaparece (cerca).

La etimología del término hebreo preserva la teología purificada de la concepción que 
realiza la Torá del sacrificio. El antiguo culto israelita no tenía como objetivo el de 
proveer de alimento diario a los dioses, que habían creado a la humanidad para verse 
liberados de esa tarea. En la antigua Mesopotamia de Gilgamesh, el diluvio infligió 
la hambruna entre los dioses, y una vez que la crecida desapareció, éstos 
“se amontonaron como moscas” alrededor del sacrificio que hizo Utnapishtim, 
el único superviviente del diluvio. Para la Torá es la humanidad, y no Dios, quien 
se encuentra en la necesidad de sacrificios. Ofrecidos en el recinto sagrado de Dios, 
los sacrificios dan al individuo y a la humanidad un camino para acercarse a Dios con 
alegria y contrición, con temor y gratitud. Constituyen la escalera de ascenso la cual 
se apoya en una base moral . 

Sin embargo, la Zohar, el clásico libro medieval de la Kabala española, entiende 
que la dirección se produce de abajo a arriba. En el comentario que hace de nuestro 
verso, la Zohar propone una reconceptualización radical de la noción “llevar-cerca”, 
la cual restaura una similitud de mutua dependencia entre Dios y la Humanidad. 
Aunque sea un comentario de la Torá, la Zohar presenta el propósito de forma 
anecdótica. Hay que leerlo lentamente para profundizar en la gran fuerza y sutileza de 
su interpretación única.

Rabi Hizkiyah se encontraba en la presencia de Rabi Shim´on
Le dijo :
“Aquello que es llamado ‘qorban’,
debería ser llamado ‘qeiruv’, llevar-cerca,
‘qereivut’, acercamiento.
¿Por qué ‘qorban’ ?”.
Rabi Shim´on replicó :
“¡Es bien conocido por los Compañeros !
‘Qorban’, su “ir-cerca”,
su “ir-cerca” de las coronas sagradas, 
“ir-cerca” uno del otro, conectarse uno con otro, 
para perfeccionar el Nombre Sagrado,
como está escrito : “qorban a YHVH” (Lev. 1 :2)
El “ir-cerca” de esas coronas sagradas es a YHVH
de forma que el Nombre Sagrado se perfeccione y se una,
de forma que la Compasión llene todos los mundos
y que el Nombre Sagrado sea coronado con sus coronas
y que todo se dulcifique.
Todo esto pretende despertar la Compasión,
no despertar el Juico.
Además “a YHVH”, 
No “a Elohím”.
a YHVH”
¡Tenemos que despertar nuestra Compasión !
No “a Elohím”.
¡Necesitamos Compasión, no Juicio !”
Rabi Hizkiyah dijo :
“¡Estoy tan contento que pregunté y gané estas palabras !
¡Ésta es la aclaración de la palabra !”

(Daniel Chanan Matt, Zohar : The Book of Enlightenment, N.Y., 1983, pp. 145-6)

En este destacado pasaje una ligera variación interpretativa produce un trastorno 
teológico. Es verdad que la palabra para sacrificio proviene de la acción de 
“llevar-cerca”. Si fuera un nombre abstracto, lo podríamos entender como la ascensión
del que sacrifica a Dios. Pero leído como nombre concreto con un sufijo que significa 
“sus”, implica un movimiento dentro de Dios, un “ir-cerca” y reunión de los aspectos 
y atributos, conocidos como “sefirot” (o coronas), de Dios manifestados a la humanidad.
Lo que Dios emana al universo no es más que la imagen reflejada en un espejo roto de la
esencia inaccesible de Dios. El sacrificio (la plegaria) es la forma en que la humanidad 
puede lograr la plenitud divina, y la armonía que llena al mundo con compasión. Al juntar
las cuatro letras de Dios acallamos la voz del juicio severo.

Sin perdernos en las conceptualizaciones subyacentes a este pasaje, lo que sí está claro 
es que la Zohar ha incrementado la eficacia de los sacrificios y plegarias. Son algo más
que actos de auto-crecimiento. Actúan directamente en Dios como agentes de cambio. 
Entramos ya en el reino de la magia y del misticismo, punto donde me separo de la Zohar. 
Para mí, ser escuchado es también ser ayudado.

Shabat shalom u-mevorá

Ismar Schorsch

La publicación (en inglés) y distribución de los comentarios de Dr. Schorsch han sido
posibles por la colaboración generosa de Rita Dee y Harold Hassenfeld.